Prostitutos de Nuestra Vida.

Son las ocho, treinta y tantos creo... ahí está el último vasito de café de la máquina. Sigo en la oficina, ando cansado. Y hay algo que me impide irme. La lectura de una pregunta de un sitio de preguntas y respuestas de yahoo. La contesto. Me brinca otra pregunta... casi en el mismo sentido. También la contesto. Y bueno, apago la máquina... y me quedo en silencio mental.Tal vez, es el cansancio, me digo. Voy en camino al depa... veo gente pasar, camiones ruidosamente peligrosos, coches de innmutable indiferencia exterior y banquetas polvosas. Llega a mi cabeza... un pensamiento sutilmente acaparador: ¿qué pasa con la gente?...¿porqué hay tanta estúpida tendencia de infelicidad?...¿ ?... ¡¿ porqué tantas personas tienen... caca en la cabeza?!. Sigo dirigiéndome a mi destino y me siento en el transporte público. Y tengo que reconocerlo, me gusta observar el mundo con ojos de niño, pero con cabeza de adulto. Veo a mi alrededor. Uffa, ¡qué cosa!, como me encanta buscarle tres pies al gato. Sigo pensando en lo mismo.

Casi siempre sale algo por el estilo: que si está mal o está bien, ¿alguien me puede decir qué hacer con mi vida?, ¿cómo me quito los nervios y la tensión que me vuelven loc@?, ¿Existe Dios?, ¿porqué me metí con el novio de mi hermana?...en fin. Podría decirse que no tienen común... pero como lo veo, tiene algo muy densamente común pero así de delicadamente guardado en el transfondo de nuestro autoengaño. No sabemos ser felices.

La constante es anteponer lo que los demás piensen de uno y terminamos haciendo lo que no queremos. La constante también está en nuestra obsecada manía de querer controlar lo que no está en nuestro poder. Y sigue la constante innercia, cayendo en el ideático mundo del materialismo. Y ante esto cedemos todo... porque nada tiene peso suficiente ante esto...ni nuestra propia felicidad. Somos prostitutos de nuestra vida porque nos vendemos por la comodidad y dejamos de lado nuestros sueños, Nos vendemos por un salario que no nos termina de satisfacer o por no saber decir "no" a alguien que tiene influencia en nosotros.

La felicidad no es un fin... es un modo de "estar". Es una elección y no una suerte del destino. Nunca sentimos felicidad en nuestras vidas porque no nos queda tiempo para disfrutar lo que tenemos... ¿¡ y cómo tenerlo?! si todo se nos va en conseguir más... y más.
¡Qué cosa bárbara!, ¿trabajamos para vivir? o ¿vivimos para trabajar?. Son estos tipos de enfoques, los que hacen la gran diferencia. Ahora bien, si sumamos ver la vida con carencias, porque siempre no es suficiente y le agregamos el condimento de la ignorancia. Ya estamos fritos. Y como resultado este mundo en el que vivimos, que es una gran ensalada de verduras más que transgénicas, de insuso sabor y de revoltura artificial.

fuente imagen: luciofilho-esculturas.blogspot.com

Comentarios

  1. Muy buen post... me gustó mucho. Particularmente la parte de: 'La constante también está en nuestra obsecada manía de querer controlar lo que no está en nuestro poder.'

    Creo que hay muchas ideas ahí interesantes.

    Seguiré tu blog. :)

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  2. A eso hemos llegado por desgracia.. a la inercia de estar y no saberlo.. de andar y no sentirlo.. de hablar y no saber que demonios sale de nuestra boca!
    Ahh todavía esos sueños... ese querer más, creo que es humanos. Siempre se quiere más, siempre se quiere lo que no se tiene y si le aumentas a esto el riesgo y la adrenalina uuuff!!! que te digo??
    Besos en el aire...

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  3. Mira, esto es muy simple...

    "El hombre (cada hombre) es un fin en sí mismo, no el medio para los fines de otros. Debe existir por su propio esfuerzo, sin sacrificarse a otros ni sacrificar a otros para sí mismo. La búsqueda de su propio interés racional y de su propia felicidad es el más alto propósito moral de su vida." Cortesía de Ayn Rand.

    Y sí, leí la publicación c-o-m-p-l-e-t-a.

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